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sábado, 5 de abril de 2014

REVUELTAS, HIJO DE HOMBRE


Déjenlo así, apandado, con sus perros emancipadores y sus árboles melena de león; no lo encumbren (enloden) en letras de oro ni en sarcófagos editoriales; está bien así, amurallado en agua, emergiendo de bíblicas borracheras, ejeleado; que no empasten en lujo ahora su Ensayo sobre un proletariado sin cabeza, luego de que se leyó casi clandestinamente durante décadas; que no inviten a sus viudas, amantes, prostitutas a pontificar en el Senado; que no lo vendan otra vez los judas electoreros –¿ahora por cuánto: treinta distritos, treinta diputaciones?–. Déjenlo así nomás, porque santo que no es perseguido es homenajeado.