La bella y la bestia (y la izquierda)
1. La alternancia en el poder entre PRI, PAN y PRD no es un signo de progreso democrático, sino un síntoma de esclerosis del sistema electoral; no habrá opciones reales de cambio en tanto sigamos pensando que votar es sinónimo de elegir acertadamente.
2. Ningún partido político ejerce en México una verdadera oposición; históricamente, la sociedad civil y los movimientos democráticos que cobija son los únicos que pueden adjudicarse ese sitio. Quienes se autonombran ‘oposición’ juegan el triste papel de lo que alguna vez, en el argot político de los años setenta, fueron los “esquiroles”.
3. Todavía hasta hace treinta años había varios priistas cultos, uno que otro panista culto y la gran mayoría de la (entonces sí) izquierda culta; hoy apuradamente hay uno que otro perredista que sabe leer y escribir pero no habla, varios panistas que no escriben ni leen pero hablan y la gran mayoría de priistas que no leerán ni hablarán desafortunadamente de estas líneas.
4. Parafraseando a Nicanor Parra: en México la derecha se vuelva cada vez más diestra y la ‘izquierda’ más siniestra.
5. Para poder diferenciarla de la derecha llamaremos ‘izquierda’ a los partidos que: a) tienen que sumarse a otros partidos para no perder su registro; b) olvidan sus principios en la mesa de las negociaciones y esconden su ideología bajo las sillas plurinominales, y c) dejaron de ser “conciencia de clase” del pobre para ser una clase de conciencia pobre.
6. La bella cree que para mantener su estatus debe haber muchos ‘feos’; es decir, muchos pobres. Por eso les ayuda a sobrevivir.
7. La bestia (que en el fondo quiere ser bella) se mezcla con los pobres por la necesidad de sentirse menos deleznable.
8. La ‘izquierda’ aspira a poseer la superestructura de la bella, la infraestructura de la bestia y la estructura a secas.
9. En la política poblana el fondo no es forma; el fondo sólo existe en las plataformas ideológicas hace mucho tiempo enterradas en la retórica de las “alianzas”, los “pactos” y la “civilidad”. La forma entonces es la garantía del modus vivendi partidista.
10. Mea culpa: que se intuya o denote por desviaciones semióticas que la bella y la bestia aluden malintencionadamente aquí a los candidatos panista y priista a la gubernatura de Puebla, respectivamente, sólo significa que a falta de voz (que no de voto) siempre tendremos a la mano el recurso de la alegoría.