La Lety
Michele Serros
Sus dedos sostienen alzado el párpado
mientras dibuja una línea oscura
en sus gruesas cejas;
casi siempre tarda
una hora en embellecerse:
–“¿Sabes lo que eres?”,
me pregunta a través del espejo:
–“Un chicana falsa”.
–“Michele, no dejes que nadie
se orine sobre ti; practica tu español a solas
o jamás te darán buenos precios en el supermercado”.
–“Hispana homogeneizada,
eso es lo que eres”.
Su nombre es Leticia,
pero para mí es La Lety,
así, a secas.
Hace años solíamos andar en bicicleta,
pero ahora pasan a recogerla a casa
muchachos o viejos,
en autos lujosos o destartalados,
recién pintados o pintarrajeados,
pulidos o mugrientos.
Una vez lejos, ella se monta
sobre los chicos, los cabalga desenfrenadamente
hasta que termina con su minifalda arrugada,
apretando la funda de los asientos
y arañando el parabrisas empañado.
Ella es mi sister, mi mejor amiga.
Por eso todas las noches
después de cenar apago la tv,
me desnudo y con los ojos cerrados
escucho sus carcajadas juveniles
mientras un viejo automóvil
se estaciona...
Y me quedo horas esperando,
esperando
hasta que La Lety
entra a casa.
Béisbol
Richard Eberhart
¡Out en primera! El jugador corrió más rápido
Para alcanzar la segunda base, pero ya no pudo
Seguir ni volver sobre sus pasos.
Salió disparado de la primera empujado por un deseo natural
De correr, de seguir avanzando.
Cuando uno corre a tirones para tocar la siguiente base
No necesariamente piensa en llegar a home;
Uno siempre quiere continuar, alcanzar otro sitio
Aunque ya lleve el alma desbocada
Antes de llegar a su destino.
El hecho es que la mente siempre lleva la delantera
Cuando los músculos apenas empiezan a desperezarse.
¡Out en primera! Tenso, dirigiéndose hacia segunda base,
Sintió por un momento la realización total en sus piernas
Tratando de ganarle al tiempo.
Uno se impulsa desde atrás creyéndose vencedor
Como, incluso, se esforzaría por vencer a la muerte,
Seguro de ganarle al tiempo y recobrar la niñez:
Ese lugar extraño por el que pasamos sin ver.
Lo que debes saber para ser poeta
(Versión libre de un poema de Gary Snyder)
debes saber los nombres de los animales y las personas
de los árboles, flores y yerbas
los nombres de las estrellas
y los movimientos de los planetas y las lunas
debes tener tus sentidos en vela
y la mente despabilada y alerta
saber al menos algo de magia tradicional
de adivinación, de astrología
conocer el libro de las mutaciones y el tarot
interpretar los sueños y el resplandor
de sus demonios engañosos
debes saber diferenciar al asno del gallo
a dios del diablo
a una bruja harapienta de una virgen perfumada––
haber amado a las esposas de tus amigos
y a las amigas de tu esposa
memorizar los juegos infantiles
las tiras cómicas y los sabores de los chicles
resistir la sed en las horas del trabajo deprimente
vivir y amar hasta el hartazgo
extasiarte en la libertad de una danza salvaje
y encenderte de cuerpo entero en breves destellos solitarios
debes saber que la poesía es un peligro real, tangible
un juego inocente al borde del abismo.
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